Con la pandemia de COVID-19, sé que muchos de nosotros pasamos por momentos de estrés y ansiedad. Lo que estamos enfrentando no tiene precedentes para la mayoría de nosotros. Las pequeñas tiendas, restaurantes y escuelas están cerradas para mantener la salud y la seguridad de todos. Si bien es completamente comprensible, esto afecta a muchos de nuestros medios de vida. No todos tienen el privilegio de recibir pago por enfermedad o emergencia. Son tiempos de incertidumbre.
A todos nos bombardean con tanta información, tanta histeria. Ahora es el momento de practicar el autocuidado y hacernos cargo de nuestra salud mental. Tómese unos momentos para recargar energías. Apagar la televisión. Apaga el teléfono. Tómate un descanso de las redes sociales. Abre todas las cortinas y deja que entre la luz del sol. Abre las ventanas y disfruta de la brisa. Medita y respira. Lee ese libro que has querido abrir y saborea el crujido de la nueva encuadernación. Llama a un amigo y deja que su voz te tranquilice. Controle a sus vecinos mayores o desfavorecidos; asegúrese de que tengan las necesidades que necesitan.
Ahora más que nunca todos debemos hacer nuestra parte. Si aún no lo estás haciendo, te lo imploro, quédate en casa y tómate esto en serio. No des por sentado tu salud. Practica la bondad y la compasión. Comparte tu excedente.
Esto no es un engaño, ni “sólo una mala gripe”, ni una exageración ni propaganda. Cuanto más tiempo la gente permanezca frívola, más tiempo seremos afectados TODOS. Necesitamos empleos y una economía estable a la que volver, que los niños vuelvan a la escuela, amigos a los que poder volver a abrazarnos.
Mantenerse seguro. Quedarse en casa. Lávese las manos.
Recuerde, está bien no sentirse bien todo el tiempo.